En este texto, Walter parte de su propia biografía para invitarnos a reflexionar sobre nuestro vínculo con los libros, con la lectura, con el oficio de ser lectorxs. Sostiene que los libros que no se enchastran, no seducen, y que la lectura es (o debe ser) para todxs. En relación a la docencia, nos habla de los límites y las potencias: hay cosas que sí, y cosas que no se pueden enseñar: no se puede enseñar a amar a los libros, pero sí se puede transmitir nuestro amor por ellos. Hacerle lugar al afecto, al amor, en las instituciones educativas, trabajar desde ahí, es para él una “labor cotidiana y silenciosa” que no es -ni más ni menos- que la posibilidad de construir futuro. Por eso para él, convidar el amor por la lectura, es una invitación a lxs estudiantes -¡y a todxs!, a encarar la aventura de vivir una existencia con toda la valentía posible.
En este texto, Walter parte de su propia biografía para invitarnos a reflexionar sobre nuestro vínculo con los libros, con la lectura, con el oficio de ser lectorxs. Sostiene que los libros que no se enchastran, no seducen, y que la lectura es (o debe ser) para todxs. En relación a la docencia, nos habla de los límites y las potencias: hay cosas que sí, y cosas que no se pueden enseñar: no se puede enseñar a amar a los libros, pero sí se puede transmitir nuestro amor por ellos. Hacerle lugar al afecto, al amor, en las instituciones educativas, trabajar desde ahí, es para él una “labor cotidiana y silenciosa” que no es -ni más ni menos- que la posibilidad de construir futuro. Por eso para él, convidar el amor por la lectura, es una invitación a lxs estudiantes -¡y a todxs!, a encarar la aventura de vivir una existencia con toda la valentía posible.